SOFÌA SPÌNDOLA
Justo rencor
Tu vuelta no me asombra, te esperaba;
altivo, fracasado, yo sabìa que un dìa volverìas
y aguardaba la alborada naciente de ese dìa.
No te asombre encontrarme tan serena:
el dolor cuando quema purifica,
se olvidan las ofensas y las penas,
sobre ruinas, castillos edifican.
No niego que sufrì por tu falsìa,
mi orgullo de mujer se resistìa
a que otra pisoteara mis altares
y cubrieras su frente con azhares
cuando todo lo que eras me debìas.
Por mi fuiste hombre, te marquè la ruta,
milagrè la fuente en que bebìas
y cubrì tu alma con mi tùnica involuta
¿y para què?, para que de otra fuera
el otoño que yo hice primavera.
Con el alma quemada por tu ofensa
quise hacer justicia con mi mano,
el derecho que tiene el ser humano
en defender lo suyo, fue mi defensa.
Mas luego, màs serena me decìa:
Ha manchado de baba mis rosales,
en su alma se esconden los chacales,
no merece una sola pena mìa.
Asì logrè olvidarte. Y hoy vuelves
buscando mi alma, pidiendo mis flores;
bebe de otras aguas, busca otros amores.
Pìdele a la otra, a la que tù adoraste,
que una los trozos de tu vida trunca,
porque esta senda que tù un dìa despreciaste,
no serà tuya ¡ NUNCA ! ...¡ NUNCA ! ... ¡ NUNCA !...
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