
MIS BRAZOS
Estos brazos que pudieron
ser dos ramas sin retoños,
secas, sin hojas, vacías,
viviendo en eterno otoño,
son, sin embargo, dos troncos
fuertes, tiernos, perfumados,
llenos de flores y frutos
y de pájaros dorados.
Pudieron ser dos esteros
yermos, sin vida, sombríos
y son dos rayos de luces
para envolver a mis hijos.
Por ellos mis brazos tienen
toda la fuerza del mundo
y son dulces y son suaves,
océano de amor profundo.
Son el sostén más seguro
que encontrarán en la vida.
Son el refugio, el remanso
de Patri, Lichi y Matías.
MAMÁ
19-6-75