Hola!!! Hace mucho que no dejo acà mis impresiones. Hoy vuelvo para volcar aquì un sentir que me inspirò mi hijo menor al reprocharme anoche que era muy "dura" porque no demostraba ningua actitud de dolor al anunciarme que se iba de casa porque formarìa su hogar. Evidentemente no me conoce...y no sirviò de nada que viviera junto a mi todos los embastes que la vida me dio y que, es obvio, han dejado su huella en mi, aunque no llore, no grite y no me desgarre las vestiduras.
Pero bueno, esta experiencia me recordò una poesìa de "Mis maestros", como yo los llamo, que plasma exactamente lo que siento.
El vaso roto
de Sully Prudhome
Ese vaso en que mueren las verbenas,
a un golpe de abanico se trizò;
debió el golpe sutil rozarlo apenas,
pues ni el màs leve ruido se sintiò.
Màs aquella ligera trizadura,
cundiendo dìa a dìa, fue fatal;
su marcha imperceptible fue segura
y lentamente circundò el cristal.
Por allì filtrò el agua gota a gota,
y las flores sin jugo mueren ya;
ese daño impalpable nadie nota.
¡Por Dios, no lo toqueis, que roto està!
Asì suele la mano màs querida
con leve toque el corazòn trizar,
y el corazòn se parte..., y ya perdida
ve la verbena del amor pasar.
Jùzgalo intacto el mundo, y èl en tanto
la herida fina y honda, que no veis,
siente que cunde destilando llanto.
¡Por Dios, que roto està, no lo toquèis!
-----oOo-----